“España y Portugal figuran entre los países con mayor consumo de tranquilizantes y duplican las cifras aconsejadas por los organismos sanitarios”
Periódico elcorreo.com
¿Hay algún tipo de epidemia de depresión, ansiedad, TDAH…? ¿Quizá la epidemia es de dolor o sufrimiento? ¿Sobrediagnosticamos? ¿Sobremedicamos? Porque alguna razón tiene que haber para que en los últimos diez años el consumo de antidepresivos, ansiolíticos y sedantes se haya duplicado, ¿verdad?. Lo curioso es que, según los datos, sólo el 30% de estos fármacos se receta desde la consulta de especialistas, la mayor parte se receta desde las consultas de Atención Primaria. ¿Estaremos “farmacologizando” el sufrimiento?
“Los hospitales públicos españoles tienen menos de cinco psicólogos por cada 100.000 habitantes ““La media europea es de 18 especialistas, mientras que en países como Suecia o Finlandia asciende a 70
“Periódico eldiario.es
Nos estamos encontrado actualmente, un abuso de los medicamentos para paliar el sufrimiento o malestar psicológico derivado de nuestras emociones, pensamientos o conductas. Esto se debe principalmente a que muchas personas están viviendo un momento difícil, producido por una larga crisis (paro, estrés laboral, conflictos en la familia, etc.) y por otro lado la falta de psicólogos clínicos en el ámbito de salud pública. En el ámbito público los psicólogos ven a cada paciente una media de 20 a 30 minutos cada dos o tres meses, produciendo una rehabilitación lenta o nula. Además el camino hasta el psicólogo clínico público suele ser difícil, nos encontramos con muchas personas que están tratadas con medicamentos recetados por su médico de cabecera, mal diagnosticadas y que no reciben un correcto tratamiento. Se abusa de muchas pastillas en vez de solucionar el origen del problema.
“La crisis vacía la consulta del psicólogo mientras crece el consumo de pastillas”
Periódico diariodeburgos.es.
Uno de cada tres pacientes que acuden a un centro de salud padece algún tipo de trastorno psicológico.
“La necesidad de abaratar los costes de la asistencia sanitaria pública en los diversos países europeos puso en evidencia hace una década la excesiva prescripción de tranquilizantes por parte de los médicos de asistencia primaria. En el Reino Unido las campañas en pro de una racionalización del uso de estos fármacos provocaron una serie de estudios sobre el uso y abuso de este tipo de medicación”
“En 1989 se recetaron 21 millones de hipnóticos, sedantes y ansiolíticos. Un 23% de la población adulta había sido medicada con benzodiacepinas en algún momento de su vida . Pero después de 30 años de prescripción abundante su uso se ha reducido bruscamente en paises como Alemania, Inglaterra y Francia en los últimos 10 años. igualmente, en Hong Kong , el uso de benzodiacepinas está regulado desde el año 1992 por la ley de Fármacos Peligrosos que se creó para reducir el abuso de esta medicación. No es así en Catalunya ya que, según fuentes del IMS, el consumo de estos psicofármacos ha ido subiendo regularmente desde el año 1990.
La razón de ese frenazo fue la demostración de efectos adversos debido a su extendida prescripción así como a su uso prolongado. Se puso en evidencia la necesidad de una atención más escrupulosa a la relación beneficio/riesgo de estas sustancias.”
“El riesgo del consumo a largo plazo: Entre los inconvenientes del consumo de benzodiacepinas a largo plazo, cabría destacar el riesgo potencial de dependencia psicológica, el efecto “rebote” a corto plazo después de su interrupción brusca, desarrollo de tolerancia – necesidad de incrementar las dosis para lograr el mismo efecto y el deterioro transitorio de la memoria . Se estima que en Inglaterra medio millón de personas podría necesitar intervención psicológica para lograr prescindir del uso de tranquilizantes.”
“En nuestro país, un estudio de prevalencia de psicopatología en atención primaria informa que de una muestra de 400 pacientes entre 15 y 60 años que consultaron por cualquier razón, se halló un índice de psicopatología de un 38%. Concluyen que uno de cada tres pacientes que acuden a un centro de salud padece algún tipo de trastorno psicológico”
Muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el estrés
Os pongo un ejemplo que se vive cada día en las consultas de atención primaria: Las cefaleas. Muchas personas acuden al médico quejándose de dolor de cabeza, el profesional le receta pastillas que reduce su malestar, pero puede que esa persona padeciera por ejemplo dolores tensionales producidos por un estrés laboral. (El 90 por 100 de todos los casos de cefalea, son diagnosticados como de naturaleza funcional, y tan solo el 10 por 100 de los casos son debidos a una patología orgánica). Generalmente la cefalea está asociada a estrés emocional, ansiedad y/o depresión. Es bien conocido que existen estímulos antecedentes estresantes, tanto situacionales, como individuales que pueden actuar como desencadenantes del dolor.
[bctt tweet=”Es frecuente que los pacientes con dolor crónico desarrollen conductas de evitación” username=”psi_Bejarano”]
Por otro lado, también es frecuente que los pacientes con dolor crónico desarrollen conductas de evitación de determinadas actividades físicas, laborales e incluso relaciones íntimas que facilitan un progresivo y creciente aislamiento de la persona que lo sufre. Por otro lado, en un intento de aliviar el dolor, muchas personas recurren (al tema que hoy tratamos) al uso de fármacos que pueden llegar a causar dependencia, además de otros efectos colaterales indeseables.
Por lo tanto nos encontramos con muchas enfermedades psicosomáticas (Una persona sufre somatizaciones cuando presenta uno o más síntomas físicos y tras un examen médico, éstos síntomas no pueden ser explicados por una enfermedad médica). Debido a la falta de tiempo en las consultas y al difícil diagnóstico de las enfermedades somáticas, la Medicina tradicional tiende a centrarse casi exclusivamente en los síntomas físicos de la enfermedad, olvidando la verdadera causa del problema o aquello que lo puede estar manteniendo. ¿Por qué el médico me dice que debo acudir al psicólogo? ¿Si mi problema no es físico, a qué se debe? Éstas y otras preguntas son comunes en personas que padecen somatización y que son derivadas a un psicólogo. ¿Por lo tanto tiene sentido usar medicamentos para paliar un sufrimiento físico con origen psicológico? ¿A largo plazo tiene algún beneficio o más bien todo lo contrario?
Síntomas somáticos más frecuentes en las consultas médicas:
- Dolor de espalda, 71%
- Mareos, vértigos, 65%
- Dolor en extremidades, 60%
- Gases en el estómago, 52%
- Dificultad al respirar, 50%
- Palpitaciones, taquicardia, 49%
- Dolor en articulaciones, 45%
- Dolor en el pecho, 44%
- Náuseas, 43%
Muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el estrés. Entre ellas encontramos: la hipertensión, distintas enfermedades coronarias, el asma, la gripe, el cáncer, el hiper y el hipotiroidismo, las úlceras de estómago, el síndrome del intestino irritable, Cefaleas, el dolor crónico, contracturas musculares, impotencia, etc. Por lo tanto es posible mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades psicosomáticas entendiendo de dónde provienen las molestias físicas que sufren y cambiando aquello que las provocan: estrés, autoexigencias elevadas, vida etc, reduciendo así el abuso de sustancias químicas.
“La prescripción de ansiolíticos para tratar la ansiedad es un error frecuente en Atención Primaria”
EUROPA PRESS.
En España actualmente la visita al psicólogo suele ser la segunda opción una vez lo medicamentos no han surgido efecto, al contrario pasa con los niños, se prefiere no recetar medicamentos y probar otras vías, aunque en este ámbito también se está cambiando ya que se diagnostican muchos TDAH y se medican a niños muy pequeños con medicamentos muy agresivos para su cuerpo, en vez de buscar otras alternativas y sobretodo un mejor diagnóstico.
No estoy cuestionando la necesidad de la medicación, sino el no complementar el tratamiento con psicoterapia, además del abuso de sustancias químicas y sus efectos negativos para nuestro cuerpo.
En su mano está poner un parche a su rueda pinchada o aprender a cambiar su rueda y continuar con su vida siendo usted quien maneje el volante.