Ansiedad

 

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La ansiedad forma parte de la condición humana y sirve para afrontar situaciones de peligro o riesgo, tiene una función muy importante relacionada con nuestros instintos de supervivencia. Sin embargo, cuando es demasiado intensa, se convierte en una fuente de sufrimiento que es necesario controlar.

Se detecta cuando;

  • Te preocupas por todo, cuando realmente no hay de qué.
  • Crees que estás enloqueciendo y has perdido el control de tu vida.

El síntoma que los clientes refieren con mayor frecuencia y gravedad es el “sentirse nervioso”, seguido por “sentirse irritado”. Los síntomas físicos relacionados son dolores de espalda y cuello, cefaleas, insomnio, ritmo cardíaco acelerado, sudoración, dificultad para respirar, malestar abdominal etc.

La preocupación es normal, y todos nos preocupamos hasta cierto grado, pero cuando se trata de una preocupación exagerada, excesiva o irracional y ocurre durante un tiempo prolongado, hay que buscar la ayuda de un profesional.

Generalmente las sensaciones y pensamientos negativos son de gran intensidad y se suceden de manera reiterada.

Existe ansiedad generalizada cuando la preocupación se vuelve excesiva, es una respuesta emocional muy debilitante que nos afecta de manera física y mental alterando el sistema nervioso y llega a interferir en muchos aspectos de tu vida, trabajo, relaciones sociales y personales, etc.